La decisión final

Liliana Chaparro Huauya

Decisiones finales acompañadas de dolor. Esta semana estoy en la encrucijada más difícil y, de paso, estoy de cumpleaños. A mis casi 38 años, debo tomar la decisión más importante de mi vida, al menos, hasta ahora. Después de llorar, pensar que estoy en un sueño y que quiero despertar para que todo sea igual (todavía tengo esa sensación cada mañana que amanece), debo determinar el rumbo que dividirá mi vida en dos caminos completamente diferentes.

Solo hace dos meses atrás, un dilema me rondó y, en ese entonces, era el más complicado, según yo. ¡Qué inocente! La pregunta era: ¿debía o no quedarme en Barcelona a pesar de la pandemia? Opté por volver a Lima porque la incertidumbre allá era también bastante fuerte. Para bien o mal, regresé a Perú, pero sentí que mi tiempo todavía era estar allá, y que el contexto me estaba condicionando e imponiendo eso. Sin embargo, debo decir que ese dilema es una pequeñez comparada con lo que tengo que decidir ahora. Quizá la vida me iba preparando de a pocos, pero ¡vamos! No se demoró tanto en pasarme al máximo nivel de intensidad. Esta decisión es difícil y creo que, en ambos caminos, el dolor estará presente. Así que mis pensamientos son demasiado cuidadosos para llegar a mi decisión final.

Ayer, le hice un stop a mis pensamientos. Me desperté temprano, encendí mi MacBook y justo vi por las redes sociales la inauguración oficial de la Feria Internacional del Libro de Lima, trasmitida virtualmente debido a la pandemia. Así, me transporté de inmediato a agosto de 2019, cuando se realizó la feria presencial del año pasado, a la cual asistí con mi familia para ver, por coincidencia, a una de mis escritoras favoritas. Algo que me gusta, y se los dije anteriormente, es dejarme llevar por las casualidades de la vida, sobre todo, cuando de libros se trata y, bueno, en este caso, de presentaciones y conferencias de libros. Mientras recorríamos la feria, nos guiamos por la intuición y entramos a una presentación sobre escritoras de la literatura contemporánea. No podía creer a quién encontraría. Ahí estaba una de mis favoritas: Rosa Montero.

A ella la había descubierto hace muchos años atrás, en una feria de libro de la universidad, a través de una de sus obras que más me gusta: Historia de mujeres. Mientras la escuchaba hablar en esa presentación, me moría por salir y comprarme un libro de ella para leerlo en casa. Encontré La ridícula idea de no volver a verte, la emotiva, sincera y fascinante historia de Marie Curie en las sencillas, precisas y cálidas palabras de Rosa. Una novela escrita en 2013 y publicada por decimotercera vez por el sello de Seix Barral en 2018, con una hermosa cubierta de Philippe Halsman, que, al verla, pienso en la libertad. Es una historia de comparaciones, similitudes y coincidencias entre la científica Marie Curie y Montero. Trata sobre la vida, los hombres, los amantes, los sueños, la persistencia, la sombra, el miedo y el dolor. Al leerla te adentras en una dinámica de intimidad tan profunda que parece una confesión entre viejas amigas.

Ese viernes, después de ver la presentación, me levanté y rescaté el libro de mi biblioteca. ¿No les ocurre que, para tomar una decisión muy importante, recurren a amigos, internet, familiares o diversos medios para obtener todos los consejos posibles? Bueno, a mí me sucede eso.  Mis decisiones se basan en la investigación, el focus group y, en este caso, las conversaciones por Zoom durante estos días con mis amigos y mi familia. Sin embargo, esta vez, añadí algo más: dejarme guiar por las señales. Alguien me dio ese consejo para resolver este dilema.

Así, sentí ganas de repasar nuevamente ese libro, leído justo tres días antes de viajar a Cataluña. En esta ocasión, quería encontrar un mensaje que, quizá, podría ayudarme y ser un elemento más en esta investigación para tomar mi decisión final. Abrí la novela en una página cualquiera y encontré mi respuesta: «El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque, cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo que te arranca es la #Palabra» (Montero, 2018).

Si el verdadero dolor es indecible, entonces, mi encrucijada tiene salvación. No solo porque se lo he contado a mis mejores amigos —al menos, a tres de ellos—, sino porque uno de los dos caminos es posible decirlo; en cambio, el otro cuesta digerirlo. Yo diría que es imposible.

Hace poco, una muy buena amiga, de las pocas que conoce mi dilema, me dijo algo que he aplicado para cerrar este asunto: «No pienses tanto y siente más, solo siente». Lo estoy haciendo y el camino es más claro ahora.

Mientras leía nuevamente a Rosa, otras de sus palabras resonaron intensamente:

Sí, es difícil, muy difícil ser mujer, porque en realidad no sabes en qué consiste ni quieres asumir lo que la tradición exige. Mejor no ser nada para poder serlo todo, que fue, me parece, la opción de Marie. Y quizá también la mía (Montero, 2018).

Cierro este artículo, y casi confesión, con lo difícil que es ser mujer en una sociedad que nos impone muchos estereotipos, roles y principios. Quizá, para esta decisión, efectivamente, deba ser solo yo, sin preocuparme de ser juzgada, ya sea que escoja un camino u otro. Algo que siempre me repito a mí misma es «Yo diseño mi vida». Lo que decida no conlleva imposiciones ni roles estereotipados. Yo decido qué hashgtags van en mi muro, recordando los que aparecen en el libro de Rosa.

Me fui muy triste de Barcelona y siempre me pregunto: «¿Qué hubiera pasado si me quedaba?». Nunca obtendré una respuesta para esa interrogante, pero sí para lo que viene sucediendo por haber tomado esa decisión. Siempre tendremos dos caminos o más, pero reconozco que me fui por miedo a lo incierto y, realmente, me arrepiento. Por ello, no volveré a actuar ni mucho menos a decidir por el miedo.

Finalmente, como datos curiosos de la edición de este libro (seguimos con las coincidencias), la portada es de un fotógrafo estadounidense que, por lo general, retrató los temas de la sorpresa, del humor y de la libertad con un estilo positivo. Además, la editorial está en Barcelona, en una larga avenida catalana llamada Diagonal, yo vivía a una cuadra de esta. Asimismo, me reconfortan las palabras de Rosa: «el verdadero dolor es indecible». Cuando pienso en ambas direcciones, hay una opción en la que el dolor se hace decible. Así que, quizá, ya he obtenido mi respuesta a través de Rosa.

Referencias
Montero, R. (2018). La ridícula idea de no volver a verte. Barcelona: Editorial Planeta.

Liliana Chaparro Huauya (1982). Escritora, docente y gestora cultural. Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú y trabaja allí como docente a tiempo parcial de cursos relacionados con gestión cultural. Actualmente, estudia en la Universidad Autónoma de Barcelona un máster de Investigación en Educación, con mención en Currículum e Innovación de Procesos Educativos. Ha publicado un poemario llamado No todos caminan en Lima (2018). Sus líneas de investigación son las tecnologías del aprendizaje y conocimiento, así como la innovación de emprendimientos culturales a través de las metodologías ágiles. Ama el yoga, viajar y salir a correr.

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